Robert Barber

Robert Barber es copywriter creativo y escritor.

Todos los textos de:Robert Barber

El barco de «24 horas: regreso a la tierra» llega a todo el mundo

Fue un 14 de Febrero cuando la primera «versión» de mi poemario salió a la luz. Se trata de un libro que recoge los pensamientos en mis trayectos de tren desde Xàtiva a València. Mi época de universitario, un tiempo donde el reloj me robó una hora. Eran días de melancolía, de cambios que no podía
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Asistentes a la presentación de las 19 horas :: Foto de Cristian Castellana

Discurso de presentación de «24 horas: regreso a la tierra»

Cuando somos niños nos convencen de que tres reyes de un lejano oriente vendrán a dejarnos regalos, la condición de ser buenos nos obliga a ser pacientes durante un año. Pero cuando nos hacemos adolescentes nos dicen que los reyes no existen, son los padres. Cuando eres un adolescente… adoles…cente, adoles sciencia, adoleces de conocimiento.
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Sonría, por favor

– Buenos días. – Muy buenos. – ¿A qué ha venido? – Necesito que me eche un vistazo a la sonrisa. – Déjeme ver – le examina la boca con rapidez introduciéndole los enguantados dedos – no encuentro nada raro. – Sí, ¿verdad? No lo entiendo.

El Santito (CAP. 3)

Con el aerosol aún en las manos y la mirada en el aire, mi compañero reía a mandíbula batida pensando que me había dado de pleno en la cara. Detrás de mi, en silencio, con el semblante serio pero una ceja arqueada, estaba Dani «el Pelirrojo». Rubén, ese era su nombre, abrió los ojos, y
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El Santito (CAP. 2)

Dani, ese era su nombre. Él me bautizó como «El Santito» y así me llamó durante los años restantes hasta que, al adentrarnos a la adolescencia, ambos marchamos a institutos de bachiller diferentes. Sinceramente, queridos lectores, confieso que no tenía ni vergüenza, ni rabia, al hecho de que me hubiera puesto un apodo. Habían apodos
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El Santito (CAP 1)

Él era pelirrojo, pecoso, y extremadamente nervioso. No era de la ciudad, sino de un pequeño pueblo a unos 20 kilómetros de donde estudiábamos. He de decir en primera instancia que era, o es, una muy buena persona. Sí, era muy bueno al menos aquel tiempo en el que le conocí. En cambio había algo
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Café, café

Recuerdo, cuando tenía veinti-recientes años, que estando en Estados Unidos me sorprendió el hecho de que la gente tomaba el café en grandes vasos de cartón. Lo hacían andando por la calle con semblante serio, y un paso ligeramente acelerado. Salían de una especie de «fast-coffee shops» que vendían el café como si fuera agua
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«Good night Ginger»

Con varias capas de abrigo salí a la calle. Era tarde, pero necesitaba hablar con alguien sobre aquél problema que me estaba quitando el sueño. Sabía que llegaría de regreso más tarde aún, pero lo necesitaba. Llegué acalorado hasta su edificio. Me detuve frente a la puerta y comprobé la dirección en el móvil. Sí,
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¿Por qué duele el amor?

Duele porque se desliza entre tus pensamientos, araña tu piel, quiebra tus rotulas y te postra ante lo estúpido.Duele porque se escurre entre tus dedos, se incrusta bajo tus uñas, cae sobre tus pies, y te pega al suelo.Duele porque se escapa por la puerta, suena a portazo cuando hace horas que ya se ha
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Te amo hasta tal punto… que no sé cuanto seré capaz de odiarte

«Hacía frío a esas horas de la mañana. La noche había sido un desastre y ambos regresábamos apestando a tabaco, con dolor en los pies, y dolor en el corazón. Durante varias horas habíamos evitado el tema, pero esa rabia que contenía desde las seis de la tarde salió de mi como un chorro de
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