Rabosseta

Mi padre me llamaba «Rabosseta» cuando era chiquito. Esa fue la cariñosa manera con la me pedía que le acompañara, a la vez que me recompensaba acariciando mi cabeza y empujándome levemente hacia su compañía para caminar juntos. Rabosseta, de rabosa en valenciano, significa zorrito o pequeño zorro. Para mi siempre fue la mejor manera que tuvo mi padre de decirme que formaba parte de aquella familia y que él me quería. Qué diferente sentido tiene hablar de una zorra, y de un zorro, hoy en día.

Referirse a una mujer como zorra es un insulto que existe en el castellano desde el siglo XIII, aunque inicialmente se utilizaba para referirse a las personas holgazanas y perezosas. Hoy en día, para decir que alguien es así, se utiliza la palabra perro o perra, aunque al femenino también se le ha dotado del mismo valor que usamos el insulto «zorra». Al final, parece que juzgar la conducta de una mujer es más común, sobretodo si nos referirnos a una mujer de conducta inapropiada, generalmente sexual.

No será porque en el reino animal las zorras tengan un comportamiento sexual distinto, pero simplemente se asignó este juicio a las mujeres que pudieran hacer, de manera visible lo mismo que hacían los hombres con total naturalidad.

Rabosseta: qué diferente sentido tiene hablar de una zorra, y de un zorro, hoy en día.

Desconozco si mi padre llamaba rabosseta a mis hermanas, pero estoy seguro de que jamás les hubiera llamado zorras, además de por lo obvio, porque la palabra es un insulto cuestionable, porque a él jamás se le hubiera pasado por la cabeza que ninguna de las mujeres en su casa hubieran tenido que dar las explicaciones que a mi, el único varón, nunca me pidió.

Existe, sí o sí, una doble vara de medir para lo que una persona pueda hacer según el género. Socialmente está aceptado, reforzado y naturalizado. Es algo que asumen tanto hombres como las propias mujeres y que, sin duda, otorga injustamente menos derechos a las mujeres.

Existe cierta ambigüedad sobre el origen de la palabra como insulto, incluso se le cuelga un falso origen etimológico que dice que procede de la voz árabe surriya, traducida como «esclava que ha sido hecha esposa, una esclava con la que se puede cohabitar o una esclava que también es concubina». Este origen no es cierto.

Sea cual sea, en definitiva, el origen del insulto, la realidad es que me gusta más el uso en valenciano para designar a alguien inteligente, astuto. Pensemos en la fábula de Esopo del cuervo y la zorra; esta sabe de la vanidad del cuervo y lo induce para que dé un graznido y al hacerlo abre su pico y pierde el trozo de carne que portaba.

Estoy seguro que mi padre, allá donde esté, estaría de acuerdo en que la sociedad debe dejar de llamar a las mujeres zorras por su comportamiento y estoy convencido de que hacerlo por su inteligencia le parecería más adecuado.

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