Un agujero en el jersey
Muchos tenemos un agujero en el jersey, prácticamente todos alguna vez en nuestra vida. Os quiero compartir esta especie de parábola metafórica en la que reflexiono sobre las heridas en la vida y cómo nos enfrentamos a ellas.
Imagínate ese jersey que te has querido comprar desde hace mucho tiempo, caro, y que finalmente te das el capricho de conseguir. Sales de la tienda súper feliz y te mueres de ganas de poder ponértelo. Cuando, finalmente llega ese día en el que lo estrenas, te acercas a una valla, se engancha y te haces un agujero. ¿Cómo te sentirías?
La respuesta general es rabia, frustración, impotencia. Algo que a la mayoría de las personas se les pasa en un plis. En cambio, a muchas personas se les hace una bola. Ese pensamiento les deriva en culpa y tristeza por una cantidad de tiempo desproporcionada. Algo trivial, sin importancia, se convierte en un gran agujero más allá del jersey.

Está en nuestras manos qué hacer con ese agujero. Podemos suturarlo y seguir vistiéndolo con una cicatriz, o podemos recrearnos en nuestra angustia y toquetear el agujero hasta hacerlo más grande. Podemos lucir un jersey que tiene una historia, la nuestra, o podemos arruinarlo hasta el punto de volverlo inservible.
Con nuestra vida pasa exactamente lo mismo; podemos vestirla y vivirla con orgullo pero quizá en algún momento una situación nos cause un agujero. Esos momentos duros hay que aprender a cerrarlos y vivir con el mismo orgullo la marca que nos dejan. Al fin y al cabo nos convierte en alguien único. También podemos obsesionarnos sobre el dolor, hacerlo más grande y, finalmente hacer que nuestra vida sea mucho peor.
Como dije en mi carta a los reyes magos, dar consejos a alguien con problemas de salud mental no es fácil. Incluso las soluciones más sencillas parecen ser más complejas, y no podemos culparles por ello. Pero cuando el problema es tuyo, tienes que ser consciente de que tienes un agujero en el jersey y que, aunque nos cueste mucho, tenemos que buscar la manera de cerrar esa herida.
Si necesitas ayuda con tu salud mental, pídela. Conoce ANAED.
Londres, veinte de enero de dos mil veinticuatro.