El barco de «24 horas: regreso a la tierra» llega a todo el mundo
Fue un 14 de Febrero cuando la primera «versión» de mi poemario salió a la luz. Se trata de un libro que recoge los pensamientos en mis trayectos de tren desde Xàtiva a València. Mi época de universitario, un tiempo donde el reloj me robó una hora. Eran días de melancolía, de cambios que no podía controlar, de una pérdida de mi identidad, y mi mundo (tal y como lo conocía) se desvanecía entre estación y estación.Desde que lo escribí ya han pasado casi quince años, y a penas unas semanas desde que se imprimió la primera versión en papel. Ahora el libro puede llegar a todo el mundo a través de Lulu.com. Además está presente en las principales tiendas online como El Corte Inglés, Amazon, Google Play, y Casa del Libro (donde se puede comprar para eBook).
A pesar de su marketing, de su publicidad, de los esfuerzos que hemos hecho Oliver, Noémie y yo en darlo a conocer, sigue siendo una pequeña joyita. No es un gran libro, ya alguien me dijo no hace mucho que «no es el mejor poemario del Mundo, pero me gusta mucho la combinación con las ilustraciones». No obstante es un libro que se hace grande con sus lectores, con aquellos de vosotros que valoráis el esfuerzo de quién lo escribió/ilustró, y aquellos que os esforzáis en darle vuestro propio significado a las palabras de otro.
Os cuento brevemente una historia, la de alguien especial que hace unos años tuvo que salir de España. No es la primera vez que cambia de país, pero en esta ocasión la desesperación por encontrar un trabajo y no perder lo último que le quedaba (la dignidad), marchó a Irlanda.
Viajar, en literatura, es siempre un recurso fácil para expresar cambios; los cambios de esta persona se tornaron agridulces. En el país de mis ancestros encontró trabajo y amor, y esa fue su isla. Reconstruir lo que has dejado atrás implica un gran esfuerzo; pero la frustración, cuando eso tampoco funciona, es aún peor.
Volviendo a la historia que os contaba, este hombre encontró el amor, pero como en toda relación se extinguió una parte de la llama. Ahora su isla está desierta. La soledad se puede vivir en compañía, pero él está cavilando sobre su regreso a la tierra, a España. Esta persona ahora es un náufrago del amor, y desconoce su rumbo ahora.
Podemos huir del fuego, como de una relación venenosa o de un país sin futuro, pero no podemos huir de nosotros mismos, ni tampoco dejar atrás a aquellas personas que nos aman. Necesitamos el amor, pero como una parte completiva del YIN-YAN, necesitamos el desamor.
Mis poemas quizás le ayuden, las ilustraciones de Noémie Coignus quizás se graben en su retina, o acaben tatuadas en la piel de algún desconocido. Mientras tanto, como veis en la foto que acompaña estas palabras, «24 horas: regreso a la tierra» le aguarda en su sofá y nosotros, sus amigos, le esperamos siempre en la tierra.