Año tres: tres bien
Comprando pollo en Caprabo empezó aquél viaje. Las cosas inesperadas son las que siempre se disfrutan más. Bien es cierto que cuando deseamos algo nos emperramos en que salga como queremos, o nos castigamos de forma previa para «prepararnos para lo peor. Al final el pollo sale como le da la gana porque, aunque cocines controlando el fuego, los ingredientes, o te pongas a rezarle a San Antonio de Pádua, todo se puede echar a perder por sí solo.