Cuando el autor mató al cerdo y a su hermana.
Estarán los cochinillos frotándose las pezuñas, con ojos melancólicos y la nariz resbaladiza. Rosaditos de rabo travieso con el sentimiento de haber echo algo malo en su vida, castos, sin necesidad alguna, ven llegar su San Martín. La sangre que se derrame, goteará sobre los otros marranitos, y así todos alertados ni protegiéndose en la casa de paja, madera, o cemento.
.. podrán resguardarse. La única que les dará cobijo será la constitución, aunque el lobo soplará muy fuerte.
La SGAE, que hoy encabeza los Via Crucis del CD y el Vinilo, prepara siempre nuevas envestidas contra la sociedad que ellos dibujan en su «creativa» mente con pinta de adolescente lleno de pus, sin novia, y «tekkie». Ese es el cochino jabalín, que apuntaba el Gran Wyomming, que desestructura la sociedad concebida donde para pagar la cultura no solo tenías que ofrecer tributo económico sino también fidelidad cuasi marital.
Hemos llegado a un momento de la historia donde las OART y las OAART se enfrentan contra grandes cuestiones que las transforman en un circo de tres pistas.
Las OAART (obras de arte anteriores a las reproducibles técnicamente) como pueden ser los betacam, los cassetes, aquellas minicadenas que podían pasar del tocata a la pletina, el VHS e incluso el decodifidor de canal plus… entrarían en un museo por la puerta de atrás esperando que en unos lustros sean piezas de alta calidad histórica. Pero estas OAART son asesinas en serie de las verdaderas Obras de Arte Reproducibles Técnicamente, las que quiere gestionar como si de un autor se tratase.
La SGAE armada con el Teniente Luis Cobos y cuatro fantásticos más que no vendieron más discos desde allá por los 80, encabezan un comando especial de posado parcantero, reivindicando que el adolescente (que no es tal en realidad), ceje en su empeño de aprenderse las letras de la ligera de ropa de Carla Bruni, que el niño no le pida a papa ver la peli de dumbo, y que algún grupo de fumetas alcohólicos y caseros, se descarguen el video de la Carmen de Mairena y Dinio García entre risas y nubes de THC.
El cinco, y por el eso que te la hinco, es hoy una realidad. Su hermana se casa. Como ella se casa se compra una videocámara para grabar el momento (CANON), llega a la ceremonia y se da cuenta que no tenia una MiniDV para «filmar» el bonito vestido, sale a por una cinta corriendo (CANON). Cuando llega a casa se apresura a montar el vídeo antes de que vuelva su hermana del viaje de novios, enciende el ordenador y de repente oye una caja registradora (CANON), Cuando ya tiene hecho el montaje lo quiere pasar a un DVD para que su creación puedan verla juntos al regreso de viaje (CANON). Cae en la cuenta de que su hermana no tiene un DVD en su nueva casa, así pues coge la llave, entra en su casa y le dispone un nuevo reproductor que le acaba de comprar (CANON).
El día antes del regreso le llama su hermana desde un paraíso exótico: – Hermano, no vuelvo. Aquí no hay Canones por participar de la cultura.
Una industria metálica, hermética y que se hizo poderosa vendiéndonos los singles, los maxisingles, los LP, SP, ahora en CD, ahora remasterizado, ahora con la cantante afónica y ahora con sus grandes éxitos… Pierde el ritmo en este baile tecnológico y se siente como la niña resentida que ya nunca más la sacaran a bailar. Comerciante de especias, en este caso culturales, pierden gran parte de su flota sin querer adaptarse a un nuevo mercado donde su negocio es menor, pero la tecnología les permite menos esfuerzos. Eso se llama reconversión del sector.